jueves, 16 de marzo de 2017

HOMOSEXUAL

Fue una liberación. Quería mucho, muchísimo a su madre. Pero su muerte, tras una larga y penosa enfermedad, no dejó de ser un alivio para él y sus hermanos.
Y eso que el que se había chupado ingresos hospitalarios, mañanas interminables de quimioterapia, consultas y pruebas, había sido él.
Con el mayor no podía contar para nada y el pequeño andaba a por uvas desde que hizo la primera comunión. De las cuñadas mejor no hablar.

Cuando murió su padre, unos pocos años antes, dejó para más adelante la mudanza a su nuevo apartamento, en el centro de Madrid, donde pensaba ir a vivir con su “amigo”, al que no había presentado —ni pensaba hacerlo— a su familia.