Jordi Montagut –conocido en el mundo circense como el chino Yuan Yuan– nunca pudo olvidar a Paco de La Fuente, el payaso Alajos Kovacs, que fue la única persona que le hizo sentir que no era un desgraciado, un perdedor, mala gente y que se merecía lo que le ocurría. Le redimió de su pasado, le trató como lo que era, un ser humano, y fue el auténtico y único amor de su vida.
El chino había nacido en una lúgubre buhardilla de la Barcelona más pobre, donde su madre compartía un cuchitril con otra empleada de la fábrica textil donde trabajaban por un sueldo mísero. Era el hijo bastardo del empresario y fue abandonado en el torno de la Casa Provincial de Maternidad y Expósitos de Barcelona a las pocas horas de nacer. Su madre no pudo hacer otra cosa, apenas ganaba dinero para su manutención y pasaba largas horas en la fábrica. Cuando le informó al padre de la criatura que estaba encinta, él negó en rotundo que fuese su hijo y le indicó a la pobre chica, de la que apenas recordaba un cuerpo sensual y una cara agraciada, que se deshiciese de lo que “venía en camino” lo antes posible o sería despedida.
Roser Montagut metió a su niño en un capazo, lo lió en trapos limpios y dejó entre las ropas una cartita –que le había dictado a su compañera de habitación, porque ella no sabía escribir– donde explicaba el motivo del abandono, prometía por Dios que cuando su situación cambiase iría a por su hijo, daba su nombre y apellidos y los del padre, aunque sabía que nunca nadie la iba a creer, pero pensó que algún día su hijo agradecería saber su origen. Puso un escapulario atadito en el asa del capazo y lo dejó, dormido como un angelito, en el hospicio.
Roser esperó un rato tras el torno, no parecía que nadie se hubiese dado cuenta de que habían dejado un nene abandonado. Pasado un buen rato su bebé comenzó a berrear y escuchó pasos apresurados al otro lado de la pared. Una voz agradable, de mujer joven, calmaba al niño y le hablaba en susurros con un cariño y afecto que hizo que la joven madre saliera de puntillas llorando de gratitud.