viernes, 10 de abril de 2020

BESOS, SOL Y HORMIGAS



Tumbados en una manta después de comer. El sol en lo más alto, redondo, amarillo, en esa estación en la que aún no buscamos la sombra. Los pajaritos cantan, a veces las nubes nos recuerdan que aún no estamos en verano y cuando abres los ojos, tienes la sensación de que han estado cubiertos de arena. Sonido de agua, lo suficientemente lejos para no preocuparnos por los niños. 

Me dices que no entiendes cómo no quiero mudarme a vivir al campo. Te contesto que ni muerta. Reímos y me quejo de las hormigas que comienzan a invadir el improvisado comedor y huyen cargadas con trocitos de patatas y migas de pan. 

Un niño se ha caído y llora. Levántate tú que me da pereza. Sana, sanita, culito de rana. Besito de mamá que lo cura todo. 

Poned la tapa a la Nocilla que se está llenando esto de avispas. Niños, venid a que os ponga protección solar. Qué exagerada eres con las cremas, déjales que tomen el sol, que es bueno para sintetizar la vitamina D. Pero es que se queman, que han salido a mi…
Risas de nuevo. Qué bien se está aquí, qué pereza volver a Madrid. La caravana…

¿Lo ves? Si nos mudásemos a la sierra no tendríamos ese problema. Estamos tirando el dinero pagando el alquiler…
Ni loca me voy yo a la sierra.
Bueno… ya veremos…
Si, ya veremos. El próximo fin de semana vamos a ver una casa. 
Yo no.
Tú si.
Risas.
Besos, sol y más hormigas.

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